Con la celebración de este día en el mundo entero, la UNESCO pretende fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.
El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. La idea de esta celebración partió de Cataluña (España), donde este día es tradicional regalar una rosa al comprador de un libro.
El éxito de esta iniciativa depende fundamentalmente del apoyo que reciba de los medios interesados (autores, editores, libreros, educadores y bibliotecarios, entidades públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación), movilizados en cada país por conducto de las Comisiones Nacionales para la UNESCO, las asociaciones, los centros y clubes UNESCO, las redes de escuelas y bibliotecas asociadas y cuantos se sientan motivados para participar en esta fiesta mundial.
martes, 13 de abril de 2010
¿Qué es Literatura?
¿Qué es literatura?
La literatura puede definirse como una expresión artística del ser humano, por medio de la palabra oral y escrita. Como arte, la literatura ocupa un lugar en el mundo de las ideas de la humanidad, por lo tanto es cambiante y plurisignificativa, es decir, su relación con el lector depende de múltiples variables que ayudan a construir su significación; variables dadas por el momento histórico, por el mismo acto comunicativo y por los aportes que el lector lleve al momento de enfrentarse con el texto, desde su propio bagaje, desde su cosmovisión.
Si hablamos de literatura, tenemos que centramos en las obras cuyo elemento fundamental es la función estilística de la lengua, es decir, aquella que da cuenta de la selección y combinación de las palabras en el lenguaje de la creación literaria.
El escritor argentino, Jorge Luis Borges, define así la literatura: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara”.
La literatura infantil es ante todo Literatura, y se rige por los mismos parámetros con que se juzga la buena literatura. El bibliotecólogo Luis Bernardo Yepes O., afirma: “La literatura infantil existe gracias a que cuenta con un público específico que la ha aceptado, que la comprende, que la disfruta, y ese público son los niños, independientemente de que ésta haya sido escrita o no para ellos, lo importante es que llega a sus niveles de experiencia lectora”.
La literatura puede definirse como una expresión artística del ser humano, por medio de la palabra oral y escrita. Como arte, la literatura ocupa un lugar en el mundo de las ideas de la humanidad, por lo tanto es cambiante y plurisignificativa, es decir, su relación con el lector depende de múltiples variables que ayudan a construir su significación; variables dadas por el momento histórico, por el mismo acto comunicativo y por los aportes que el lector lleve al momento de enfrentarse con el texto, desde su propio bagaje, desde su cosmovisión.
Si hablamos de literatura, tenemos que centramos en las obras cuyo elemento fundamental es la función estilística de la lengua, es decir, aquella que da cuenta de la selección y combinación de las palabras en el lenguaje de la creación literaria.
El escritor argentino, Jorge Luis Borges, define así la literatura: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara”.
La literatura infantil es ante todo Literatura, y se rige por los mismos parámetros con que se juzga la buena literatura. El bibliotecólogo Luis Bernardo Yepes O., afirma: “La literatura infantil existe gracias a que cuenta con un público específico que la ha aceptado, que la comprende, que la disfruta, y ese público son los niños, independientemente de que ésta haya sido escrita o no para ellos, lo importante es que llega a sus niveles de experiencia lectora”.
domingo, 4 de abril de 2010
2 de abril, el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil es sólo una excusa para recordarnos que la magia de los libros empieza a formar grandes lectores ya desde la infancia.
Eliacer Cansino: Mensaje por el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil
Se aprende a jugar antes que a leer. Y a cantar. Los niños de mi tierra entonábamos esta
canción cuando aún ninguno sabíamos leer. Nos juntábamos en corro en la calle y, disputándonos las voces con los grillos del verano, cantábamos una y otra vez la impotencia del barquito que no sabía navegar.
A veces fabricábamos barquitos de papel y los poníamos en los charcos y los barquitos
se hundían sin conseguir alcanzar ninguna costa.
Yo también era un barco pequeño fondeado en las calles de mi barrio. Pasaba las tardes
en una azotea mirando ocultarse el sol por el poniente, y barruntaba a lo lejos –no sabía
aún si a lo lejos del espacio o a lo lejos del corazón– un mundo maravilloso que se extendía más allá de donde alcanzaba mi vista.
Detrás de unas cajas, en un armario de mi casa, también había un libro chiquito que no
podía navegar porque nadie lo leía. Cuántas veces pasé por su vera sin darme cuenta de su existencia. El barco de papel, atascado en el barro; el libro solitario, oculto en el estante tras las cajas de cartón.
Un día, mi mano, buscando algo, tocó el lomo del libro. Si yo fuese libro lo contaría así:
“Un día la mano de un niño rozó mi cubierta y yo sentí que desplegaba mis velas y comenzaba a navegar.”
¡Qué sorpresa cuando por fin mis ojos tuvieron enfrente aquel objeto! Era un pequeño
libro de pastas rojas y filigranas doradas. Lo abrí expectante como quien encuentra un
cofre y ansía saber su contenido. Y no fue para menos. Nada más empezar a leer comprendí que la aventura estaba servida: la valentía del protagonista, los personajes bondadosos, los malvados, las ilustraciones con frases a pie de página que miraba una y otra vez, el peligro, las sorpresas…, todo, me transportó a un mundo apasionante y desconocido.
De esa manera descubrí que más allá de mi casa había un río, y que tras el río había un
mar y que en el mar, esperando zarpar, había un barco. El primero al que subí se llamaba La Hispaniola, pero lo mismo hubiese dado que se llamase Nautilus, Rocinante, la nave de Simbad, la barcaza de Huckelberry…; todos ellos, por más que pase el tiempo, estarán siempre a la espera de que los ojos de un niño desplieguen sus velas y lo hagan zarpar.
Así que…no esperes más, alarga tu mano, toma un libro, ábrelo, lee: descubrirás, igual
que en la canción de mi infancia, que no hay barco, por pequeño que sea, que en poco tiempo no aprenda a navegar.
Se aprende a jugar antes que a leer. Y a cantar. Los niños de mi tierra entonábamos esta
canción cuando aún ninguno sabíamos leer. Nos juntábamos en corro en la calle y, disputándonos las voces con los grillos del verano, cantábamos una y otra vez la impotencia del barquito que no sabía navegar.
A veces fabricábamos barquitos de papel y los poníamos en los charcos y los barquitos
se hundían sin conseguir alcanzar ninguna costa.
Yo también era un barco pequeño fondeado en las calles de mi barrio. Pasaba las tardes
en una azotea mirando ocultarse el sol por el poniente, y barruntaba a lo lejos –no sabía
aún si a lo lejos del espacio o a lo lejos del corazón– un mundo maravilloso que se extendía más allá de donde alcanzaba mi vista.
Detrás de unas cajas, en un armario de mi casa, también había un libro chiquito que no
podía navegar porque nadie lo leía. Cuántas veces pasé por su vera sin darme cuenta de su existencia. El barco de papel, atascado en el barro; el libro solitario, oculto en el estante tras las cajas de cartón.
Un día, mi mano, buscando algo, tocó el lomo del libro. Si yo fuese libro lo contaría así:
“Un día la mano de un niño rozó mi cubierta y yo sentí que desplegaba mis velas y comenzaba a navegar.”
¡Qué sorpresa cuando por fin mis ojos tuvieron enfrente aquel objeto! Era un pequeño
libro de pastas rojas y filigranas doradas. Lo abrí expectante como quien encuentra un
cofre y ansía saber su contenido. Y no fue para menos. Nada más empezar a leer comprendí que la aventura estaba servida: la valentía del protagonista, los personajes bondadosos, los malvados, las ilustraciones con frases a pie de página que miraba una y otra vez, el peligro, las sorpresas…, todo, me transportó a un mundo apasionante y desconocido.
De esa manera descubrí que más allá de mi casa había un río, y que tras el río había un
mar y que en el mar, esperando zarpar, había un barco. El primero al que subí se llamaba La Hispaniola, pero lo mismo hubiese dado que se llamase Nautilus, Rocinante, la nave de Simbad, la barcaza de Huckelberry…; todos ellos, por más que pase el tiempo, estarán siempre a la espera de que los ojos de un niño desplieguen sus velas y lo hagan zarpar.
Así que…no esperes más, alarga tu mano, toma un libro, ábrelo, lee: descubrirás, igual
que en la canción de mi infancia, que no hay barco, por pequeño que sea, que en poco tiempo no aprenda a navegar.
Día Internacional del Libro Infnatil y Juvenil
Desde 1967, el IBBY (Organización Internacional para el Libro Juvenil) celebra cada 2 de abril el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, aprovechando el aniversario del nacimiento de Hans Christian Andersen (1805-1875).
Cada año, un país miembro de la organización actúa como esponsor internacional de esta fecha. En 2009 la tarea ha recaído sobre Egipto que ha elegido al artista Hani D. El-Masri para que realice el poster y el mensaje que promociona la celebración:
Yo soy el mundo, y el mundo soy yo,
porque por medio de mis libros puedo ser lo que quiera.
Palabras y dibujos, prosa y verso
me trasladan a lugares que están cerca y a la vez lejos.
En la tierra de los sultanes y del oro,
mil historias que hablan sobre todo
de alfombras voladoras, genios de lámparas maravillosas,
ogresas y simbades, le cuentan sus secretos a Sherezada.
Con cada palabra de cada página,
viajo a través del espacio y del tiempo.
Y sobre las alas de la fantasía,
mi espíritu atraviesa tierra y mar.
Cuanto más leo, más comprendo
que con mi libro siempre estaré
en la mejor de las compañías.
Cada año, un país miembro de la organización actúa como esponsor internacional de esta fecha. En 2009 la tarea ha recaído sobre Egipto que ha elegido al artista Hani D. El-Masri para que realice el poster y el mensaje que promociona la celebración:
Yo soy el mundo, y el mundo soy yo,
porque por medio de mis libros puedo ser lo que quiera.
Palabras y dibujos, prosa y verso
me trasladan a lugares que están cerca y a la vez lejos.
En la tierra de los sultanes y del oro,
mil historias que hablan sobre todo
de alfombras voladoras, genios de lámparas maravillosas,
ogresas y simbades, le cuentan sus secretos a Sherezada.
Con cada palabra de cada página,
viajo a través del espacio y del tiempo.
Y sobre las alas de la fantasía,
mi espíritu atraviesa tierra y mar.
Cuanto más leo, más comprendo
que con mi libro siempre estaré
en la mejor de las compañías.
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