Desde pequeña, cuando llegaba la noche mi madre me leía cuentos para dormir...mi abuelo paterno nos narraba sus faenas de campo en el llano y mi abuela materna nos contaba la historia del Táchira desde su propia vivencia.
Díficil, entonces, no crecer amando los cuentos y leerlos, escucharlos y después de grande contarlos.
Sí, soy una "encuentada", porque me encantan los cuentos y disfruto de la magia d ela palabra escrita y por supuesto contada.
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