domingo, 31 de marzo de 2013

Reactivando

Tenía mucho tiempo sin escribir en el Blog, lo que no quiere decir que había dejado los cuentos, dejarlos sería como dejar parte de mi vida en el camino.
En estos meses sin escribir he contado en diferentes Ferias del Libro y Festivales de Lectura, he compartido experiencias maravillosas junto al Club de Leones en actividades de promoción de la Lectura en plazas, parques...pero la que más cautivo mi corazón es una que quiero compartirles hoy, en este momento en que nos re-encuentamos.
Nunca en los años que tengo como cuentacuentos había contado para niños especiales, aunque todos sabemos que todos los niños son especiales, y aunque ahora se les dé otro nombre, ese día, esa mañana, entendí porque son y serán especiales.
Fuimos a una escuela en la que hay niños con diferentes condiciones: down, RM de diferentes grados, autismo, y otros de los cuales no me sé el nombre. Pero lo que realmente importa es que fue una de las experiencias   más lindas de toda mi carrera.
Vinieron al patio de la escuela todos los niños, niñas y adolescentes que allí reciben formación, un equipo de docentes y terapeutas que, al igual que los niños estuveron atentos y participaron de los cuentos. Volamos a las nubes y vimos como las gotitas de agua se abrazan hasta estar tan apurruñadas que deben bajar hasta la tierra y tocar tu rostro, bañar margaritas, fundirse en los siete mares y cepillar tus dientes...hasta volver al cielo contarse sus aventuras y desventuras, jugar, abrazarse y apurruñarse hasta tener que volver a bajar.
Me enseñaron como hacen los sapos, nombraron todos los animales con alas y plumas...y luego que las aves dejaran al pobre sapo solo en las nubes, lo trajeron a la tierra. Me enseñaron como se siente el amor, como palpita un corazón enamorado, y hasta una hizo que su maestro se pusiera "verde, muy verde",como Sapo enamorado cuando escuchó la declaración de amor de su Pata blanca.
Al final hicimos la lectura dramatizada de "Secretos de abuelo sapo", se pararon un abuelo sapo, un sapito, una tortuga, una culebra (bueno dos y la convertimos en una culebra de dos cabezas), un monstruo. Al final de unos 7 cuentos, los chicos dibujaron...unos como Sapo hicieron dibujos a sus enamorados, otros al personaje que más le había gustado, otros le escribieron cartas y dibujos a su escuela.
Uno de ellos, de los atentos escuchas, uno de los más pequeños, me perseguía gruñendo, el monstruo más fiero de todos, había hecho un dibujo del monstruo más temible, pero me robo el corazón, cuando a la tercera vez que le ofrecieron caramelos, gruñó, alto, fuerte y con la mayor determinación que he visto: "los ostuos NO come camelos".
Tengo desde ese día la certeza del por qué los monstruo son tan amargados, malvados y destructores, y es que ellos no conocen la dulzura, ni de la miel, ni del azúcar y mucho menos de un pequeño roba corazones.
Nos encuentamos pronto, con otra historia y con otros cuentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario